Conclusiones sobre un asunto inconcluso


Después de seis búsquedas oficiales y autorizadas, el Tesoro de las Masilotti no ha podido ser ubicado. Dichas búsquedas supieron tener cuatro puntos focales:

  • El Panteón Nacional (en 1951, en 1962 y en 1984-85)
  • El monumento a los Mártires de Quinteros (en 1956-57)
  • Zonas extramuros, aledañas al cementerio (en 1970-73)
  • Cripta fronteriza entre el segundo y tercer sector del cementerio (en 1983)
En todos los casos, los tres titulares de las búsquedas (Masilotti, Gutiérrez, Wolf) se vieron obligados a proceder de la misma manera: efectuando cateos tentativos que sirvieran de base a una excavación más precisa. No siempre contaron con plazos suficientes, no siempre pudieron utilizar las herramientas que la tarea requería.

Tanto la familia Masilotti como la Sra. Gutiérrez parecían contar con documentación reservada que les brindaba precisiones acerca de la ubicación del tesoro. Les jugó en contra el cúmulo de cambios sufridos por la zona entre el momento del enterramiento (1833 según opinión mayoritaria, diciembre de 1862 según otros datos) y la época de la búsqueda.

A día de hoy, la tecnología brinda otras posibilidades no invasivas ni destructivas, que bien podrían ayudar a localizar cualquier anomalía subterránea: túneles, pasadizos o incluso cavidades naturales aprovechadas para ocultamientos. Por ejemplo:

  • La tomografía eléctrica: método de prospección geofísica cuyo objetivo es obtener la distribución de la resistividad eléctrica en el subsuelo.

  • Método MSAW: es el análisis multicanal de ondas superficiales. Permite determinar la forma y profundidad de diferentes tipologías de fundaciones en estructuras.

  • Gravímetros: aparatos de medida del campo gravitacional local. Antes costosos y pesados, han evolucionado gracias a sistemas basados en la telefonía celular, por lo cual actualmente pueden montarse en un dron. Son capaces de dar información sobre la presencia de túneles o depósitos minerales.

  • Geo-Radar. Instrumento que transmite un pequeño pulso electromagnético y registra el tiempo que tarda en volver esa energía (o parte de ella). Conocido también como "radar de penetración de suelos", permite generar imágenes del subsuelo.
En resumen: se trata de un misterio con final abierto, donde nuevas búsquedas bien equipadas podrían hacer la diferencia.

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