Tercera búsqueda oficial: 1962

 


Varias novedades habría de incluir la tercera búsqueda oficial del tesoro. Por de pronto, no fue hecha por la familia Masilotti, sino por una mujer uruguaya: María Sofía Gutiérrez de Valdez García.
Esta señora había presentado ya en 1956 una solicitud de búsqueda, que se había solapado con la iniciada por las hermanas Masilotti. Pero debió esperar su turno. Aún así, no parece que la espera la haya amilanado, porque se hizo presente en el cementerio durante la segunda búsqueda, lo cual generó una situación de rispidez entre una y otra parte. 

En teoría, la Sra. Gutiérrez estaba allí, junto a su padre (el Dr. Fernando Gutiérrez) para cerciorarse que las hermanas Masilotti excavaran donde dijeron que lo harían esta vez (cercanías del monumento a los Mártires de Quinteros) y no donde pensaba hacerlo ella a futuro (cercanías del Panteón Nacional). 
Al fin, tras unos momentos de tensión, acordaron retirarse y todo volvió a la calma. Pasarían seis años de este incidente y, ya en 1962, la Sra. Gutiérrez tuvo su oportunidad: llevó a cabo la tercera búsqueda oficial del tesoro. ¿Lo más interesante de la misma? Una nueva teoría sobre el origen y vicisitudes del tesoro.


 
Puede que la Sra. Gutiérrez buscara, al fin y al cabo, el mismo tesoro que interesaba a la familia Masilotti. Pero desde un principio brindó a la prensa un cúmulo de detalles diferentes, que inician en una capilla de la ciudad de Carmelo, también en Uruguay. Veamos lo que decía la prensa al respecto:

"Había una tradición oral familiar, recogida por el esposo de la Sra. Gutiérrez de labios del Presbítero Catalá Moyano, quien luego de cuidar el tesoro por más de cincuenta años le expresó, al confiarle el secreto: "Yo ya estoy viejo y cansado de cuidar el tesoro".
Este hecho fue conservándose en el interior de la familia, a lo que habría que agregar la existencia de un plano, reconstruido de otro anterior por el esposo de la Sra. Gutiérrez, fallecido en 1942"

De modo que, a estar por esta versión, un sacerdote ya muy mayor confió el secreto del tesoro al esposo de la Sra. Gutiérrez, facilitándole además un antiguo plano. El propio esposo de la Sra. Gutiérrez había tenido que reconstruir el plano, pero la vida no le había dado tiempo de buscar el tesoro porque habría de fallecer en 1942.  ¿En qué consistía ese tesoro? ¿Y de dónde provenía? Veamos:



"Las declaraciones del Presbítero Catalá señalaban que eran dos los cofres que contenían el tesoro. Uno tenía en su interior tres coronas y otras joyas, mientras que el otro contenía monedas de oro, documentos y otros efectos. Ambos, que habían sido guardados primitivamente en la capilla de Carmelo, fueron luego llevados al Cementerio Central y emparedados en el sótano de la vieja capilla, que ocupaba el sitio en que actualmente se alza el Panteón de los Mártires de Quinteros"

"Después fueron trasladados de ese lugar y llevados por un túnel que une la vieja capilla con el segundo cuerpo del cementerio. Pero no fueron escondidos en el túnel general, sino en un pasadizo que sale, más o menos, a la altura del camino central que une la rotonda con el segundo cuerpo. Este pequeño túnel, de apenas unos pocos metros de extensión, encierra en sus paredes el primer cofre.
El segundo cofre está en otro túnel (que circunda el Panteón Nacional) y contiene tres coronas de gemas. Pasa muy cerca de las escalinatas de acceso a la rotonda y, en las excavaciones que realizó la Srta. Masilotti se llegó incluso a tocar algunos ladrillos de su contra bóveda"

Convengamos que esta descripción, recogida por la prensa de boca de la Sra. Gutiérrez, es quizás la más detallada de las que se conocen, en cuanto a ubicación precisa del tesoro. Por lo que se infiere de ella, el tesoro está separado en dos lugares, que concuerdan en cierta forma con los sitios de las búsquedas anteriores.



Tal como en las otras oportunidades lo hicieran las hermanas Masilotti, ahora la Sra. Valdez iría en pos de hallar no un lugar exacto, sino los túneles que conducirían a los enterramientos del tesoro. 
Las excavaciones se llevaron a cabo en 1962, siempre en horario nocturno, con el cementerio cerrado y, esta vez, sin permitirse siquiera la presencia de la Prensa. Una vez más, fueron inconducentes, pero al término de las mismas se realizó una extraña declaración, según la cual se habrían hallado "restos de un arcón sin contenido". Pero estos restos jamás fueron mostrados a la prensa ni testimoniados por los obreros de la excavación, lo cual hace pensar que la declaración sería un intento de desestimular nuevas búsquedas por parte de terceros. 

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