Las búsquedas: primeros antecedentes



Enterrado por Michele Masilotti y su padre biológico (cuyo nombre desconocemos), el tesoro seguramente fue marcado y mapeado de alguna forma por quienes lo ocultaron. Ahora bien: ¿cómo asegurarse que esas marcas, referencias y señales que se han utilizado estarán presentes a futuro? La única forma sería controlar ese aspecto en forma periódica. Y así parece que se hizo.

En la década de 1870, Michele Masilotti y su hijo adoptivo (Angelo Raffaele) se hicieron presentes en el Cementerio Central de Montevideo y procedieron a verificar la situación. ¿Con qué se encontraron? Veamos lo que dice la propia familia Masilotti:

"El cementerio había sido reconstruido desde que se enterró el tesoro, los antiguos marcadores de ubicación habían sido borrados y había que incorporar hábilmente nuevos marcadores y señales en las nuevas estructuras y espacios. Michele confió el trabajo a Angelo Raffaele."

Posteriormente, en 1904, el propio Angelo Raffaele volvería a Montevideo y haría una incursión nocturna en el Cementerio Central. Siempre se dijo que pretendía desenterrar el tesoro, pero no creo que fuese así, porque no era tarea para una persona sola. Lo más probable es que intentara verificar la presencia de los marcadores necesarios para la ubicación.
No sabemos si logró hacerlo, porque fue sorprendido por la guardia y tiroteado. Alcanzó a huir, herido en una pierna. Retornó entonces a Estados Unidos y no volvió a pisar suelo uruguayo. Recién en 1935, presintiendo cercano el final de su vida, comunicó a sus descendientes la existencia del tesoro enterrado y les entregó toda la documentación disponible. Serían sus hijas Clara y Laura quienes comenzarían las búsquedas.

Entradas populares de este blog

¿De qué se trata este misterio?

Conclusiones sobre un asunto inconcluso

Inventario del tesoro